En este último tiempo, hemos visto un creciente interés por el diseño y la decoración de interiores. Las redes sociales, los programas de televisión y las plataformas de inspiración como Pinterest o Instagram han popularizado imágenes de espacios bellamente ambientados, despertando el interés de muchos por renovar sus hogares. Sin embargo, ante este fenómeno surge una pregunta:
El diseño de interiores ¿es solo una moda pasajera o responde a una necesidad real en nuestras vidas?
Mucho más que estética: el diseño como una necesidad
Aunque a menudo se asocia con lo visual, el diseño de interiores va mucho más allá de lo estético. Un espacio bien diseñado influye directamente en cómo nos sentimos, nos comportamos e incluso en cómo nos relacionamos con los demás. La distribución del mobiliario, la iluminación, los colores, los materiales y la acústica afectan nuestra salud, concentración, descanso y bienestar emocional.
Diseñar conscientemente los espacios es, en realidad, una necesidad humana. Necesitamos ambientes funcionales, armónicos y adaptados a nuestras rutinas. Un hogar desordenado, oscuro o incómodo puede generar estrés o desmotivación, en cambio, un espacio bien pensado puede ser un verdadero refugio de calma, inspiración y equilibrio.
La moda puede inspirar, pero el propósito es lo que permanece
Es cierto que las tendencias juegan un papel importante: cada año aparecen nuevos estilos, paletas de colores y formas de decorar. Pero estas modas deben ser entendidas como fuentes de inspiración, no como reglas rígidas. Lo verdaderamente esencial es que el diseño responda a quiénes somos, cómo vivimos y qué necesitamos en nuestro día a día.
Un espacio interior bien decorado no es aquel que sigue la última tendencia, sino aquel que refleja la identidad y necesidades de quienes lo habitan. La decoración emocional, la neuro arquitectura, el diseño sensorial o incluso el Feng Shui, nos invitan a pensar el espacio desde una perspectiva mucho más profunda y personalizada.
En definitiva, aunque el diseño y la decoración de interiores puedan verse influenciados por modas, su verdadero valor reside en su capacidad de mejorar nuestra calidad de vida. No se trata de tener una casa “de revista”, sino de vivir en un espacio que nos apoye, nos inspire y nos haga sentir bien.
Como arquitecta especialista en interiorismo y decoración consciente, estoy convencida de que diseñar y decorar con conciencia no es un lujo ni una frivolidad, sino un acto de cuidado hacia uno mismo y hacia los demás.